Cuba acaba de mover una pieza mayor en el tablero económico. La Gaceta Oficial confirmó que el Banco Central de Cuba (BCC) tendrá por primera vez la facultad legal de autorizar que monedas extranjeras—como el dólar o el euro—circulen como curso legal dentro del territorio nacional. Una decisión que cambia décadas de política monetaria y abre un escenario completamente nuevo para la Isla. El cambio llega mediante el Decreto-Ley 113, que modifica el Artículo 63 del Decreto-Ley 361, la norma que regula al propio Banco Central. El anuncio ha generado un impacto inmediato: especialistas ya lo califican como uno de los giros financieros más profundos desde la eliminación del CUC y la llamada “Tarea Ordenamiento”. ¿Qué cambia realmente? Hasta ahora, solo los billetes emitidos por el Banco Central tenían curso legal pleno, lo que significa que todos —tanto ciudadanos como entidades— estaban obligados a aceptarlos como medio de pago. Con la reforma, eso se mantiene… pero aparece un párrafo que lo revoluciona todo: “El Banco Central de Cuba puede autorizar que otros billetes no emitidos por él tengan curso legal.” Es decir: El BCC podrá decidir qué monedas extranjeras se aceptarán como “dinero obligatorio” dentro del país. Y eso cambia las reglas del juego. Un giro histórico: del monopolio estatal a un modelo flexible La medida no especifica qué monedas podrían usarse, pero el mensaje es claro: el Banco Central podrá aprobar el uso de dólares, euros u otras divisas en transacciones reguladas, sectores estratégicos o entornos donde la estabilidad económica lo demande. En la práctica, esta reforma: Legaliza de forma controlada lo que ya ocurre en la calle, donde el dólar reina en negocios privados y compraventas. Prepara el terreno para sistemas de pago mixtos, posiblemente en mercados mayoristas, inversiones o sectores específicos. Da al Estado la herramienta para intervenir, ordenar o formalizar el uso de divisas cuando lo considere necesario. Por primera vez, la economía cubana tiene un mecanismo normado para reconocer monedas extranjeras como dinero válido, con fuerza obligatoria. Un movimiento que se asemeja a los modelos adoptados por países dolarizados… aunque sin anunciarlo abiertamente. ¿Un intento de controlar lo inevitable? La reforma reconoce algo que todos saben: La economía cubana funciona, en gran parte, en dólares, ya sea en el mercado informal, en remesas o en tiendas en MLC. Ahora, en lugar de combatirlo, el Banco Central podría integrarlo al sistema: Certificando transacciones Autorizando sectores específicos Regulando pagos entre entidades Evitando el caos cambiario que hoy domina el país El gobierno parece prepararse para un modelo más flexible, pero estrictamente supervisado. ¿Qué significa esto para el día a día? Aún no se sabe cuándo ni dónde se aplicará esta autorización, pero las posibilidades están sobre la mesa: Pagos en dólares autorizados en servicios estatales específicos. Uso de divisas en operaciones mayoristas, para ordenar los precios. Reconocimiento legal de billetes extranjeros en zonas turísticas, inversiones o sectores priorizados. Eventual regulación del mercado informal de divisas. Lo que está claro es que la reforma abre una puerta que Cuba nunca había abierto desde la desaparición del CUC. Un nuevo capítulo para la política monetaria Aunque aún faltan decisiones prácticas, el cambio legal ya marca un antes y un después: La Isla pasa de un sistema rígido a un modelo híbrido. El Banco Central se convierte en árbitro absoluto del futuro de las divisas. La economía cubana entra oficialmente en una etapa de multimoneda regulada. Cómo funcionará, nadie lo sabe. Pero lo que sí está claro es que el país acaba de dar el paso más audaz en su política monetaria en más de 20 años.