El reciente descubrimiento de que Manuel Anido Cuesta, hijo de Lis Cuesta y hijastro del presidente cubano Miguel Díaz-Canel, cursa estudios en una de las universidades más exclusivas de Madrid, ha generado una ola de indignación dentro y fuera de Cuba. La noticia ha sido expuesta por el presentador cubano Alex Otaola, quien no tardó en denunciar lo que considera una muestra más del abismo que separa al poder de la población cubana. Anido Cuesta, que ostenta el cargo de “asesor presidencial”, estudia actualmente un máster en fiscalidad internacional cuyo costo asciende a 12 mil 300 euros, sin contar los gastos de alojamiento, alimentación y transporte en la capital española, que fácilmente superan los 2 mil euros mensuales. Todo esto, mientras en Cuba, miles de familias apenas logran cubrir necesidades básicas. Otaola: “¿De dónde sale ese dinero?” Durante una emisión de su programa Hola! Ota-Ola, Alex Otaola apuntó directamente al contraste entre los privilegios de los familiares de los altos cargos del gobierno y la realidad del cubano común. “Nadie en Cuba con un salario promedio puede pagar esa matrícula. Eso no sale de su bolsillo. Sale del tuyo, del mío, de cada cubano que hace cola para comprar un paquete de pollo o una pastilla para su madre enferma”, denunció el influencer. La pregunta que muchos se hacen: ¿Quién financia estos estudios? El escándalo no radica solo en la cifra, sino en el simbolismo que representa. En un país donde el acceso a productos básicos es limitado, y los apagones y el desabastecimiento forman parte del día a día, la imagen de un joven ligado a la cúpula gubernamental viviendo y estudiando cómodamente en Europa resulta difícil de digerir para muchos. “Tú no tienes con qué alimentar a tu hijo, pero ellos tienen a los suyos formándose en universidades que solo los millonarios pueden pagar”, comentó Otaola. La doble cara del poder La revelación ha vuelto a abrir el debate sobre el estilo de vida de los familiares de los altos funcionarios del gobierno cubano, muchos de los cuales han sido vistos en el extranjero disfrutando de comodidades que están fuera del alcance de la inmensa mayoría de los ciudadanos de la isla. Mientras se habla de resistencia, igualdad y soberanía desde los púlpitos oficiales, sus hijos estudian en instituciones privadas europeas, alejados de las mismas carencias que el gobierno les pide a los cubanos soportar con disciplina. Un silencio que dice mucho Hasta el momento, ni el gobierno cubano ni Lis Cuesta se han pronunciado sobre las declaraciones de Otaola ni sobre el estatus académico y financiero de Manuel Anido Cuesta. Sin embargo, el silencio oficial no ha evitado que el tema se viralice en redes sociales, donde cientos de usuarios han compartido sus opiniones, en su mayoría cargadas de frustración. Un símbolo de desigualdad Este episodio no es solo un dato curioso. Es un recordatorio de que, en la Cuba actual, el acceso a oportunidades no siempre depende del esfuerzo personal o del mérito académico, sino de los vínculos con el poder. Y mientras muchos jóvenes cubanos sueñan con salir del país en busca de educación, trabajo o simplemente un futuro, otros lo tienen asegurado desde la cuna, incluso cuando ese futuro se paga con los recursos de un país en crisis. En la Cuba de hoy, no todos los hijos tienen las mismas posibilidades. Y eso, más allá de cualquier discurso, es lo que muchos no están dispuestos a seguir aceptando en silencio.