La subdirectora general de EE.UU. en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, Johana Tablada, volvió a encender las redes sociales tras lanzar duras críticas al diplomático estadounidense Mike Hammer, encargado de negocios en la Embajada de Estados Unidos en La Habana, por su reciente visita a San Antonio de los Baños, el pueblo donde comenzaron las históricas protestas del 11 de julio de 2021. El recorrido de Hammer por esa localidad artemiseña fue presentado por la embajada como parte de sus esfuerzos de acercamiento al pueblo cubano, generando muestras de simpatía y agradecimiento por parte de muchos ciudadanos. Sin embargo, para Tablada, el gesto fue una “farsa”, un acto de “manipulación simbólica” que, según ella, intenta suavizar la imagen de una política exterior que acusa de “hostil”. La crítica oficial, al estilo de siempre En un largo mensaje en redes sociales, Tablada acusó a Hammer y al Departamento de Estado de disfrazar con “paseos cariñosos” una supuesta intensificación del embargo. Incluso citó a José Martí para cuestionar la autenticidad del gesto: “Hacer es la mejor manera de decir, y justo en esa frase se resume la farsa total de la embajada y del Departamento de Estado que endurece la guerra económica para asfixiar a la población de Cuba”, escribió. También reprochó al diplomático su paso por Miami, donde según ella prometió una “línea dura” hacia el gobierno cubano, y lo acusó de no tener autoridad moral para hablar de democracia mientras en Estados Unidos, en sus palabras, “expulsan a inmigrantes” y “reprimen estudiantes”. Pero las redes no callaron La respuesta a Tablada fue inmediata y masiva. Cientos de usuarios cubanos se lanzaron en su contra, recordándole que fue justamente en San Antonio de los Baños donde se escuchó por primera vez el grito de libertad del 11J. La mayoría defendió el gesto de Hammer como una muestra de respeto y diálogo, valores escasos en el discurso oficial. “¿No fue en San Antonio donde la gente salió con cacerolas pidiendo pan, luz y derechos? Ahora resulta que ese pueblo se volvió símbolo de ‘antiimperialismo’. Qué conveniente olvido”, escribió un usuario en Facebook. “Hablan de ‘hostilidad’ mientras se silencia, detiene y reprime al cubano que piensa diferente. Pero cuando un diplomático extranjero viene a escuchar, también les molesta. ¿Entonces qué quieren?”, cuestionó otra internauta. Hammer: escucha directa y sin filtros Durante su visita, Hammer fue claro: no se trató de un acto político, sino de un intento de conocer de primera mano las inquietudes de los cubanos. En un video publicado por la Embajada, se le ve saludando a vecinos, visitando una iglesia y dialogando con jóvenes. “Quiero oír lo que ustedes tienen que decir. También acepto críticas. Vengo de una democracia que no es perfecta, pero donde se respeta el derecho a pensar diferente”, expresó en uno de sus encuentros. También visitó una plaza dedicada a José Martí y citó al Apóstol al final del recorrido: “Hacer es la mejor manera de decir”. La doble lectura de Martí Paradójicamente, fue esa misma frase martiana la que Tablada usó para intentar desacreditarlo. Sin embargo, el uso de Martí como escudo retórico ya no tiene el mismo efecto para muchos cubanos, especialmente los más jóvenes, quienes ven en estos gestos diplomáticos una oportunidad de ser escuchados en un país donde, frecuentemente, la crítica se castiga y el disenso se censura. Una batalla simbólica que el régimen parece estar perdiendo Lo ocurrido en San Antonio de los Baños no fue solo un choque entre un funcionario extranjero y una vocera del régimen. Fue otro capítulo en la disputa más profunda entre dos visiones de país: una que insiste en ver la crítica como amenaza, y otra que busca espacios de diálogo genuino. La imagen de un diplomático caminando entre la gente, estrechando manos y escuchando opiniones sin guion, contrasta de forma brutal con la rigidez del discurso oficial. Y aunque la maquinaria ideológica del Estado siga reaccionando con dureza, la respuesta ciudadana —espontánea, conectada y cada vez más crítica— parece estar marcando la diferencia. Porque en Cuba, a pesar del silencio impuesto, cada vez hay más voces dispuestas a hacerse escuchar.