En un giro inesperado en su política migratoria, el presidente Donald Trump ordenó la suspensión temporal de redadas migratorias en sectores laborales esenciales como la agricultura, la hotelería y la restauración. La medida, confirmada por un memorando interno del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), llega en medio de una creciente presión por parte de la industria y ante la inminencia de protestas masivas, especialmente en Los Ángeles. La instrucción fue clara: “A partir de hoy, por favor, suspendan todas las investigaciones y operaciones en lugares de trabajo relacionados con la agricultura, restaurantes y hoteles”, escribió Tatum King, alto funcionario de ICE, en un correo dirigido a las oficinas regionales. Economía vs. política migratoria La decisión responde a las advertencias del sector empresarial sobre los riesgos de continuar con redadas indiscriminadas en industrias que dependen fuertemente de la mano de obra migrante. Representantes agrícolas y hoteleros han alertado que las operaciones del ICE amenazan con colapsar la cadena de suministro alimentaria y paralizar servicios esenciales, justo en el inicio del verano. “La persecución a trabajadores migrantes está dejando campos sin cosechar y cocinas sin personal”, afirmó un portavoz del gremio agrícola en declaraciones recientes. Protestas en ascenso La tensión social no ha dejado de crecer. Las redadas en ciudades como Omaha y Filadelfia provocaron una ola de indignación que ha desembocado en convocatorias de protesta en múltiples estados. Los Ángeles, epicentro de las movilizaciones, anticipa este sábado una de las marchas más grandes de los últimos años. Nueva York, Austin y Chicago también han comenzado a sumarse. Organizaciones de derechos civiles acusan al gobierno de aplicar una política “selectiva y abusiva”, que afecta a trabajadores sin historial delictivo y siembra el miedo en comunidades enteras. Una pausa estratégica Aunque la suspensión no significa un cambio de fondo, sí marca un freno táctico por parte de la administración Trump. Desde el Departamento de Seguridad Nacional han dejado claro que las deportaciones seguirán adelante, especialmente contra personas con antecedentes penales o procesos migratorios pendientes. El propio Trump ha declarado que no cede en su lucha contra la inmigración ilegal, pero reconoció que evalúa una orden ejecutiva para “mitigar el impacto económico” de sus medidas. ¿Un punto de inflexión? La pausa en las redadas no resuelve el fondo del problema migratorio, pero representa un respiro momentáneo para miles de familias trabajadoras. Mientras tanto, los ojos del país están puestos en lo que ocurra este fin de semana en las calles de Los Ángeles. La presión social podría marcar un antes y un después en la narrativa migratoria de cara a las elecciones de 2026. Por ahora, la pausa es un alivio. Pero la incertidumbre persiste.